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Entrar en la Barca

Lo espiritual, como lo más humano

 

Entrar en la Barca es una reflexión visual respecto al fenómeno migratorio; una visión desde el simbolismo cristiano que nos muestra, sabiamente, que desde centurias la discriminación de los des-alojados, des-poseídos y des-afortunados ha sido un drama masivo y recurrente, ante el cual el arte visual se iza como bandera de pacífica resistencia y toma de consciencia.

Las imágenes, de fuerte expresividad, toman elementos del imaginario cristiano con el objetivo de comunicar el drama de sus personajes, mediante escenas y metáforas tan conocidas como comprendidas por el espectador. Inspiradas en versos extraídos del Canto a lo Divino, legado por el poeta porteño Florencio Navarro, gozan de la apariencia colorida, intrigante y atractiva que ya es característica en el arte de Andrés Ovalle.

En Latinoamérica, el arte cristiano ha sido menos investigado que otros estilos de inspiración religiosa; esto convierte a esta serie de pinturas en un aporte a la diversidad y enriquecimiento del arte chileno. Desde una perspectiva estetológica, Entrar en la Barca nos muestra un modo de representación artística respecto a tópicos y valores cristianos, que difiere notoriamente del arte católico, en lo que respecta composición visual, tratamiento de la luz, cromatismo e incluso, en las temáticas abordadas.

Octavio Paz (Ciudad de México, 1914-1998), Premio Nobel de Literatura en 1990,  nos enseña que todas las artes se originaron en el mito. Las formas artísticas se generaron a partir de la necesidad de darle corporeidad y conceptualización a aquello que no podía ser captado por los sentidos, ni comprendido con el intelecto. Así, la conexión entre manifestaciones artísticas y creencias sobrenaturales, al ser esencial a la generación de la forma del arte, es indudablemente anterior a la formación de la institucionalidad de las religiones.

En esta línea de sentido, la obra lírica y pictórica Entrar en la Barca, nos recuerda que la integración de la espiritualidad en el fenómeno artístico es tan adecuada al arte, como lo son temáticas de género, política, economía y sociedad. Una de las potencias particulares del arte es que armoniza pensamientos disímiles, integrándolos en una sola expresión estética. En concordancia, el compendio de obra Entrar en la Barca, posibilita que lectores de cualquier creencia y procedencia, puedan conocer, respetar y nutrirse de narrativas visuales conectadas al cristianismo. Este, es el poder conciliatorio de las manifestaciones artísticas.

Ocupando un lenguaje ilustrativo -otra cualidad frecuente en la obra de Ovalle- las obras de esta serie son claramente post-modernas en su estilo y tratamiento simbólico. Las citas al  imaginario cultural colectivo, la referencia plástica a acontecimientos sociales y políticos actualmente vigentes a nivel mediático, así como los elementos figurativos insertos en una composición proporcionada del espacio pictórico, son cualidades de la estética post-moderna que reconoceremos en el presente volumen.

Entrar en la Barca es adentrarse en la condición vulnerable de nuestra humanidad; aquella que no controlamos. Es retomar la conciencia respecto a una voluntad superior y misteriosa, que  a veces sobrepasa nuestras capacidades y nos hace repensar que no dependemos únicamente de nosotros mismos para la procuración de nuestro bienestar. Las situaciones ilustradas en esta serie de obras, así como los sentires expresados en los textos que las acompañan, se refieren a aquellas que nos sobrepasan en entendimiento. Así, por ejemplo, en El Vigilante, vemos a un individuo muy pendiente del mar que constituye su entorno; no obstante, hay una ballena, que no alcanza a ver, que puede voltear en cualquier momento su embarcación. Esta imagen nos trasmite que, aunque estemos muy alertas, es posible que suceda algo que no teníamos cómo prever; nos evidencia que estamos, de alguna manera u otra, constantemente expuestos a riesgos desconocidos. Igualmente, al hacer alusión a la fuerza de la naturaleza, nos rememora que la voluntad indomable de la vida no se rige por “negativos o positivos”, como lo concebimos desde nuestro paradigma valuador de acontecimientos. Inexorablemente, la providencia puede arrebatarnos la calma en cualquier instante y no nos quedará otra que mantenernos a flote con los recursos con que nos encontró la tormenta, sin juzgar el por qué, ni el cuándo, ni el cómo.

Las buenas obras de arte gozan de una policonceptualidad que las hace generadoras de reflexiones relativas a contingencias diversas; por esto, trascienden el lugar y momento de su creación para volverse a-temporales y a-geográficas. Interesantemente, el contenido de este libro está muy conectado con la pandemia del COVID-19; sin embargo, su creación fue anterior a que esta emergencia sanitaria global siquiera se insinuase. Ilustrativamente, los personajes de este libro parecen más representativos del fenómeno de la migración forzada; una problemática que constituye hoy en día un drama humanitario masivo en varios estados nación, tales como Siria y Afganistán. Esta situación bélico migratoria, así como la pandemia del COVID-19, ocasionan que el ser humano se encuentre despojado de su potencial controlador y se vea obligado a formar parte de procesos en los cuales su grado de interferencia es mínimo.

 

Entrar en la Barca es considerar que el encontrarse desposeído, vulnerable y temeroso ante la incertidumbre forma parte del ser humano. Es reconocer que la fragilidad y la fortaleza de un individuo, lo definen en proporciones igualitarias, admitiendo así que nuestras cualidades como especie están ligadas tanto a nuestras firmezas, como a nuestras debilidades. Los versos y composiciones visuales presentadas por este libro, nos generan una reflexión tan necesaria como reconfortante, en torno al matiz vulnerable de nuestra condición humana, el cual nos conecta, a la vez, con nuestro atributo más trascendente: el de la espiritualidad.

Entrar en la Barca nos sumerge en dramas globales de nuestra actualidad, involucrándose en ellos con una propuesta visual y literaria que logra interpelar al observador. Es imposible no sentirse personalmente identificado con alguna de las imágenes y textos de este libro, porque versan de la compasión incondicional que todos, alguna vez, hemos necesitado. Igualmente, estas páginas procuran la exploración de espacios intelectuales y artísticos relacionados con la interpretación presente del mito. Este, es un campo de trabajo amplio y fascinante, que ya merecía una indagación estética actualizada, la cual Andrés Ovalle y Florencio Navarro supieron llevar a cabo con pasión, maestría y seriedad.

 

Ximena Jordán.

Curadora de Arte

Ciudad de México, agosto de 2021

Florencio Navarro (1961 – 2020)

Breve semblanza profesional

 

El año 1978 integra el Dúo Sal, proyecto que duró 15 años, realizando cientos de presentaciones a lo largo del país, participando en la creación de un estilo musical propio con arreglos y composiciones como: “Bienaventurados”; “Siembra de paz”; “De tu soplo”; “Reminiscencias de Jesús”; “Momentos con Dios”; “Recital Temuco”; “¿Qué nos pasa?”; “Argumento Espiritual”; “Es Preciso Su Regreso”. Luego ingresa a estudiar Teología en la ciudad de Rancagua, lo que lo llevó a escribir ensayos en libros aun sin editar: “Las Plagas de Egipto”; “El Llamamiento y El Servicio”; “La Predicación Actual o La Profesión de Predicar”. Sumado a este trabajo aparecen dos libros de poesía: “Poesía de las migraciones”; y “Exequias en el mar”.  También destaca su trabajo virtual y sus últimas producciones musicales de notable excelencia como: “Urgentemente”; “Un Canto en el Tiempo”; “En la ruta de lo Austero”; “Un Compilado”;  “Policromía”; “Parácleto”; y “De mi raíz”.

Andrés Ovalle H.

Breve semblanza profesional

 

Desde el año 1992 y hasta la fecha, ha realizado veintiseis exposiciones individuales y ha participado en decenas de exposiciones en el extranjero, representando a Chile en la INTERNATIONAL BIENNIAL OF ART, SIART Bolivia 2009; destacando además, “La Tierra Incógnita” en la Universidad de Stanford y en la Universidad de California, Berkeley (2004); en Washington DC y Nueva York, donde residió entre el 2003 y el 2006. A su regreso a Chile, irrumpe con “Retrato de una Presidenta 2006-2010”, serie expuesta entre el 2009 y 2013, y “Presidentas de Latinoamérica” (2011-2014). Obtuvo la beca de la Dirección de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, por su proyecto “La Tábula Alegórica del Reyno de Chile” (2003); y el Primer lugar “Concurso de Arte Público Escuela Especial Santa Cruz” MOP, Comisión Nemesio Antúnez, (2009). Su pieza audiovisual “El Plebiscito de la Patagonia” se expuso en 17 ciudades de Latinoamérica y Europa. Sus obras se encuentran en colecciones privadas de más de 10 países.

 

 

Mtra. Ximena Jordán

Breve semblanza profesional

 

Mtra. Ximena Jordán es Maestra en Curaduría del Arte por la Universidad de Melbourne, Australia, Licenciada en Estética por la Pontificia Universidad Católica de Chile y Bachiller en Ciencias Sociales y Humanidades por esta misma casa de estudios. Entre otras instituciones culturales, ha trabajado en el Museo Chileno de Arte Precolombino, en el Centro Cultural del Palacio La Moneda, en la National Gallery of Victoria y en el centro de arte aborigen Warlukurlangu, en el desierto Australiano Central.

 

Actualmente, Ximena es Coordinadora de Proyectos y Patrocinios de los Museos Frida Kahlo y Diego Rivera Anahuacalli, además de formar parte del equipo de Investigación de estos Museos. Asimismo, realiza periódicamente publicaciones en medios de investigación, así como curadurías de exposiciones de arte visual en México y Chile.

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